viernes, 8 de junio de 2007

Peor para el Sol. Canciones contadas y cantadas -1-

Hoy comienzo una larga serie de entregas donde una vez al mes, puntualmente, incluiré una canción. Lo hago porque la música, con el paso del tiempo, cada vez me atrae más, me despierta más admiración y me transmite mucho. Podría decir, que según mi estado de ánimo, puedo optar por una u otra, con un amplio abanico de posibilidades para elegir "mi canción" en ese momento. Puedo estar triste y elegir la canción más melancólica del mundo o dar un giro a la situación y escuchar aquella que me trae recuerdos imborrables. Casi siempre existe una canción para un determinado momento. Quizá, aquí, encontréis alguna. Espero que os guste.

Y para inagurar la sección, me he decantado por esta fantasía húmeda de noctámbulo del maestro Sabina. Empiezo con esta canción porque es la última que despertó en mi esas sensaciones, y porque hasta la noche del martes 5 de junio, era una canción cientos de veces escuchada pero nunca bailada. Esa noche fue, en la medida de lo posible, cantada y bailada. Y fué un placer.

Un protagonista seducido, una dama casada, una noche de amor furtivo sin derecho a prórroga... Sin más, canten y cuenten esta pequeña maravilla. Peor para el Sol.

-¿Qué adelantas sabiendo mi nombre?
cada noche tengo uno distinto
y, siguiendo la voz del instinto,
me lanzo a buscar…-
-imagino- preciosa -que un hombre-
-algo más, un amante discreto
que se atreva a perderme el respeto…
¿no quieres probar?

Vivo justo detras de la esquina,
no me acuerdo si tengo marido,
si me quitas con arte el vestido
te invito a champan-
le solte al barman mil de propina,
apuré la cerveza de un sorbo
(acertó quien “el templo del morbo”
le puso a este bar)

Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna

Al llegar al portal nos buscamos
como dos estudiantes en celo,
un piso antes del séptimo cielo
se abrió el ascensor…
Nos sirvió para el último gramo
el cristal de su foto de boda
no falto ni el desfile de moda
de ropa interior.

-”En mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendras que marcharte,
para no volver
olvidando que me has conocido
que una vez estuviste en mi cama…
Hay caprichos de amor que una dama
no debe tener”-

Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.

-Es mejor- le pedí -que te calles,
no me gusta invertir en quimeras,
me han traido hasta aqui tus caderas…
no tu corazón-
y después… ¿para qué més detalles?
ya sabeis… copas, risas, excesos,
¿cómo van a caber tantos besos
en una canción?

Volví al bar a la noche siguiente
a brindar con su silla vacia,
me pedi una cerveza bien fria
y entonces no sé
si soñe o era suya la ardiente
voz que me iba diciendo al oido:
-”me moria de ganas, querido
de verte otra vez”

Peor para el sol
que se mete a las siete en la cuna
del mar a roncar
mientras un servidor
le levanta la falda a la luna.

3 comentarios:

Óscar Borona dijo...

Estoy haciéndome con Sabina, los viernes, con "El País". El primer disco fue "Física y Química" y traía tu canción. Últimamente es lo que escucho (particularmente las 3 últimas: Peor para el sol, Amor se llama el juego y Si lo que quieres es vivir cien años). Don Joaquín, el Trovador (con mayúscula), sin duda.

Óscar Borona dijo...

Y enhorabuena por ese martes (¿martes?) 5 de junio en que la canción se hizo carne.

Alberto Bailador Montes dijo...

Me alegro de que te intereses por mi amigo Joaquín. Te aportará mucho, como posiblemente ya lo ha hecho tu amigo Manuel. Yo también estoy haciéndome con esa colección, incluyendo a Joan, me temo que otro futuro amigo, ójala.
... Y la canción se hizo baile, y fue un placer.