lunes, 21 de septiembre de 2009

La Vida es Bella "La vita è bella"

Cuando relleno uno de esos test en los que te piden información sobre gustos personales, aficiones, etc., y solicitan "Tu pélicula favorita" una de las primeras opciones que siempre tengo en mente es La Vida Es Bella de Roberto Benigni. Dicen que es una de las mejores películas de las últimas décadas y que consiguió tratar un tema muy delicado de una forma diferente. También se dice que es una magnífica fábula, que es bella y conmovedora, o que es un entrañable relato que desborda creatividad donde Benigni dirige, escribe y protagoniza la película italiana más importante de la década. Posiblemente todo esto es cierto y por ello consiguió tres Óscars al mejor actor (Roberto Benigni), mejor película extranjera y mejor banda sonora.
Pero quizá su grandeza radica en la forma "chaplinesca" de contar una espeluznante historia como fueron los campos de concentración nazis en la Segunda Guerra Mundial.
El argumento de la película gira entorno a un joven llamado Guido que, unos años antes de que comience la Segunda Guerra Mundial, llega a un pequeño pueblo de la Toscana italiana con la intención de abrir una librería. Allí conocerá a Dora, la prometida del fascista Ferruccio, de la que se enamora perdidamente y con la que conseguirá casarse y tener un hijo. Con la llegada de la guerra los tres serán internados en una campo de concentración donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible situación que están padeciendo es tan sólo un juego.
¿Cómo es posible tratar un tema tan delicado y atroz de manera tan graciosa y sutil? Rompiendo moldes. Explotando magistralmente el sentimiento, consiguiendo embaucar al espectador haciéndolo partícipe de la penas y alegrías de los protagonistas. Y siendo un genio capaz de convertir lo más triste en algo gracioso, de arrancar una sonrisa, de hacer llorar y lo que es aún más difícil, hacer reír. Esto consiguió Benigni. Mezclar ternura, sonrisa y tragedia de una forma tan magistral para montar una fábula sobre el escapismo de la imaginación en los tiempos del horror nazi sólo puede estar al alcance de unos pocos elegidos.
Si todavia alguno de vosotros no la habéis visto es muy recomendable que acudáis al videoclub o la descarguéis de Internet, compréis palomitas y clínex y os dejéis llevar durante un buen rato. Posiblemente se os caerá alguna lagrimilla... pero también alguna risa que otra. Ahí está precisamente el mensaje que lleva implícito esta película: "Pese a todo, hay que mirar a la vida haciéndole un guiño".

2 comentarios:

Alberto Bailador Montes dijo...

La última frase del artículo va dedicada especialmente para la chica que, leyéndolos, no me comenta algunos artículos por no generar malos rollos. ¿Te das por aludida verdad? Pues quédate con la copla del guiño, pese a todo, jeje. Un besín

Anónimo dijo...

Me doy por aludida, sí. El artículo me ha encantado, y la dedicatoria aun más...

Seguiremos giñándole a la vida, que seguro que tiene muchas cosas buenas que ofrecernos.

Un besín (de la chica a la que no le gusta generar malos rollos... jeje!)