lunes, 1 de diciembre de 2008

¡Salvarlo es nuestra obligación!

El lince ibérico (Lynx pardinus) está considerado como el carnívoro más amenazado de Europa y el felino más amenazado del Mundo. De todos los mamíferos de la Península Ibérica es el que, además de ser una especie endémica de nuestra península, sufre una mayor amenaza de extinción a nivel mundial.
Un estudio realizado entre 1988 y 1990 por Delibes y Rodríguez revelaban una reducción drástica del área de distribución para la especie, situándola es un escaso 2% del territorio español, fundamentalmente en el cuadrante suroccidental, con una población total estimada de unos 1000/1200 ejemplares han quedado desfasados.
Recientemente, solo se ha demostrado la presencia de lince ibérico en Doñana y en el área de Sierra Morena comprendida entre los términos municipales de Andujar (provincia de Jaén), así como Cardeña y Montoro, estos dos últimos, en la provincia de Córdoba. Aunque siguen existiendo indicios de la presencia de linces en otras áreas de Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León e incluso Madrid, aunque con poblaciones tan reducidas que son literalmente imposibles de detectar con los sistemas de localización utilizados en la actualidad (fundamentalmente la trampa fotográfica).
Una traducción en cifras refleja de forma aún más tangible y dramática la situación de este felino. Su población estimada es muy probable que no supere los 160 ejemplares y su área de presencia confirmada no supera los 700 Km cuadrados. Ello supone que en los últimos 30 años la población de lince en España ha disminuido en un 90% aproximadamente, ante la mirada impasible de las administraciones públicas.
La persecución directa y la desaparición de su principal alimento, junto con la alteración y fragmentación de su hábitat son las principales causas del fulminante retroceso poblacional de la especie.
Las enfermedades contagiosas que afectan al conejo silvestre han reducido drásticamente sus poblaciones a niveles históricos. En extensas áreas potenciales de lince ibérico, su principal presa, el conejo, sencillamente ha desaparecido. A la virulencia de la Mixomatosis y la Neumonía Hemorrágica Vírica hay que sumar una inadecuada gestión cinegética en numerosos aprovechamientos de caza menor y mayor, una presión cinegética excesiva y, escaso criterio técnico en las repoblaciones o reforzamientos poblacionales por parte de los gestores cinegéticos. Son numerosos los linces que han acabado atrapados y agonizando en alguno de las decenas de lazos que conforman las nutridas baterías de éstos que se colocan con o sin autorización. Otros tantos, en los cepos, sistema doloroso como pocos que destroza al animal capturado en su vano intento de zafarse de una muerte segura y cruel.
También los apresamientos por perros de caza, sobre todo en el transcurso de las monterías donde se bate a diente las manchas de monte, refugio de la especie, con la participación de cientos de perros, es una causa de muerte no natural de la especie. Cuando no, es la muerte directa por disparo. Algunas veces con una clara intencionalidad y siendo consciente del delito y el daño que se ocasiona sobre una especie en gravísimo peligro de extinción, y otras tantas, por el gatillo fácil de una parte significativa de los monteros y cazadores, que disparan a la primera mata que se mueve, sin antes cerciorarse que se trata de una especie cinegética que por su condición y edad se puede disparar sobre ella.
En consecuencia se puede afirmar que la supervivencia del lince ibérico esta estrechamente relacionada con la actividad cinegética. Su control y un manejo adecuado de ésta, es absolutamente imprescindible para evitar una extinción segura de la especie.
También de gran importancia es el impacto que la construcción de infraestructuras viarias, ferroviarias e hidráulicas tienen para el lince, ya que alteran su hábitat y fragmentan el territorio, provocando la pérdida de áreas críticas. Son numerosas y tremendas las decisiones que adoptan las administraciones públicas que desliza al felino más amenazado del mundo hacia una extinción definitiva. En los últimos años desataca la aprobación del Plan Hidrológico Nacional, que incluye la construcción de una decena de grandes embalses en el área de distribución del lince, y el Plan Director de Infraestructuras que incluye varios casos de autovías, autopistas, y trenes de alta velocidad en áreas de interés para el lince.
Por otra parte, las iniciativas puestas en marcha por las administraciones ambientales, presionadas por una creciente sensibilidad de la sociedad con relación a la especie, no están siendo suficientes para contener su retroceso.
¡¡¡¡¡Salvar esta belleza es nuestra obligación!!!!!

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