viernes, 4 de abril de 2008

Otra masacre atroz


Canadá permitirá la caza de 275.000 focas durante las próximas semanas. Comienza la cacería en un mundo donde todo vale. En este mundo donde el hombre no para de destruir y matar, asistimos impasiblemente a un episodio más de la brutalidad humana. Yo desde luego siento vergüenza por pertecener a este género capaz de llegar a esto. Debe ser que no entiendo la vida más que para ser vivida, y mis ojos sufren con cada uno de los acontecimientos donde parece que hemos nacido para matar y para someter a todo ser distinto al nuestro.
Durante las próximas semanas, Canadá permitirá cazar un total de 275.000 focas, una cifra que amplía en 5.000 la cuota establecida en 2007, aunque en años anteriores se han llegado a superar las 300.000 focas cazadas. Pero la novedad de este año radica en que esos repugnantes cazadores estarán ahora obligados a cortar las arterias de las focas antes de despellejarlas.
Hasta ahora, muchos animales se daban por muertos sin comprobar si tan sólo habían quedado inconscientes por los golpes recibidos, lo que acarrea un sufrimiento adicional e innecesario a las focas cazadas.
Las imágenes vistas en todas las cadenas de TV siguen demostrando la triste realidad que ocurre en Canadá. Por cierto, vaya imagen de un país que ofrece semejante matanza. Me recuerda a la imagen de un país llamado España que por cierto, desgraciadamente es el mío.
Ahh! y chapeau por dos países como Holanda y Bélgica que al menos no permiten comercializar productos hechos con pieles de foca. Cuestión de estilo.

1 comentario:

Óscar Borona dijo...

Querido Lucas:

Una de mis 3 perras, Yuca, tiene por apellido Carafoca (por supuesto, todas ellas aparecen nombradas en el buzón y reciben sus felicitaciones por Navidad o al cumplir años). De cachorrita tenía una mirada... Sobra la explicación. Creo en la justicia cósmica. Sé que quienes actúan atrozmente en este Teatro Mundo recibirán pitidos atroces al final de la función. "Lo que das, te lo das; lo que quitas, te lo quitas", sentencia ese loco santo, Alejandro Jodorowsky. He besado la fotografía de la pantalla. Este acto sencillo es atendido y entendido por las estrellas. Sumo mis energías a la lucha contra tanto sufrimiento absurdo firmado por la mano del hombre. No dudo. Vencerá la vida.