jueves, 17 de abril de 2008

Carta abierta a Ronaldinho

Desde Mi Tribuna

Querido Ronaldinho:

Antes de decirte adiós quería agradecerte de la forma más sincera todo lo bueno que has traído al F.C.B, al barcelonismo y a sus millones de seguidores que tanto hemos disfrutado contigo.
Llegaste al Barça cuando más falta hacía. Cuando el club estaba en una de las épocas más oscuras de toda su historia. Y esa oscura historia la cambiaste en sólo un año. Contigo regresó la sonrisa al Camp Nou. Trajiste la alegría y conseguiste que todos los niños vistieran la mítica camiseta con tu dorsal, el 10, el de los más grandes. Contigo llegó el espectáculo, el fútbol en estado puro, la magia, la filigrana. Y también los títulos.

La segunda vuelta de tu primer año fue espectácular, catapultando a un equipo desalmado a la segunda posición de la Liga. El siguiente año, acompañado de otros magníficos jugadores, distéis un recital en la liga con un juego fresco, rápido, de toque, de precisión. Y tu tercer año ayudaste como el que más a realizar una temporada de auténtico ensueño logrando la Liga, con tu exhibición en el Bernabéu, y la ansiada Copa de Europa.

Tu presencia en el equipo situó el nombre del Barça en la primera línea mundial, donde lo dejas. Tus regates, tus goles, tus asistencias destilaban magia. Ir a ver jugar al fútbol a ese equipo durante estas dos temporadas y media fue un lujo. Ir a disfrutar del fútbol y de un equipo que contagiaba alegría, optimismo, implicación, con ganas de agradar al público y con ganas de ganar. Y en todo ello había un máximo exponente de ese llamado "Jogo bonito" que tanto me ha hecho disfrutar estos años: Ronaldinho.

Tu nombre será uno más en esa exclusiva lista de jugadores a los que el paso del tiempo los recordará como los más grandes de la historia del barcelonismo. Un día viendo tus vídeos podré decir: "Yo ví jugar a ese futbolista, se llamaba Ronaldinho". Tal y como hoy lo hago con ese selecto grupo de jugadores como Koeman, Guardiola, Stoichkov, Laudrup, Romario, Ronaldo, Rivaldo... sin querer entrar a valorar si estarás en ese pedestal formado por Samitier, Kubala, Suárez y Cruyff.

Pero los miles de aficionados que en estos dos últimos años te hemos defendido esperando a que regresara el mejor futbolista del mundo, no podemos hacerlo más. Y no lo podemos hacer porque tu ciclo en este equipo ha terminado, y por tú bien, Ronaldinho, necesitas comenzar en otro club una nueva etapa. El barcelonismo te estará eternamente agradecido por lo que hiciste, por cambiar la historia reciente de un club y llevarlo a la cima. Pero ahora debes marcharte, y Milán puede ser un destino idóneo para recuperar ese fútbol que destila de tus botas, que destila de las botas de los grandes. En las instalaciones de Milanello estoy seguro que sabrán recuperar físicamente a ese futbolista que todavía tiene mucho fútbol que demostrar. En Barcelona no. Aunque, no lo dudes Ronnie, que triunfes en Milan sólo depente de una cosa: de ti.

Sinceramente pienso que tenías todas las cualidades para formar parte de ese elenco de futbolistas denominados como los más grandes, y estabas en el mejor sitio del mundo para conseguirlo. Sin embargo, Ronaldinho, ahí si eres tú el culpable de porqué no has querido formar parte de él. Tus salidas nocturas, tus horas de gimnasio por no poder entrenar debido a esas salidas nocturas, tus retrasos y tu forma de vida y su consiguiente falta de entrenamientos nos privó de ver hasta donde habrías sido capaz de llegar.

Querido Ronnie, me gustaría que te recuperaras de tu última lesión a tiempo para que pudieras despedirte en el último partido del Camp Nou como te mereces. Y si fuera así me gustaría que el club estuviese a la altura en tu despedida.

La despedida de un futbolísta mayúsculo que pudo lograr coronar la cumbre futbolística pero que no quiso hacerlo. Tú fuiste capaz de cambiar la historia de el mejor club del mundo. Quien sabe si también serás capaz de cambiar tú propia historia, la historia del que hasta hace muy poco fue el mejor jugador del mundo.


No pierdas nunca tu sonrisa. Ciao Ronnie, y suerte en Milán. Te la mereces.

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