miércoles, 22 de agosto de 2007

Hay algo en el amor

Hay algo en el amor que pertenece a este mundo. En los múltiples instantes en que todo tiene sentido desde que llegaste, en toda la materia de pronto convertida en regalo, pradera que pisamos, terraza que se asoma o muralla que guarda, también en la dulzura de los días, en la rutina humilde de tenerte a mi lado, lo noto. Pero algo en el amor no es de este mundo. Algo que no es abstracto. Lo pruebo, por ejemplo, en la temperatura de tu piel, cada vez que nos quedamos dormidos juntos, y cada mañana en que no espero más que tu primer beso, cuando recobras a ciegas tu lugar entre mis brazos. Entonces se anticipa lo que un día tendremos definitivamente. Para poder nombrarlo se me hace necesaria la noción de solsticio. No lo razono más. Es una especie de primícia.

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