miércoles, 16 de mayo de 2007

La peor de las fieras

­Veo un país que ha progresado. Pero, por otro lado, veo un deterioro del paisaje y un destrozo de la cultura que no creo que sea necesario. Se trata de un amor al dinero, no un amor a la cultura, con el único objetivo de mejorar la economía. Se podría decir que se ha mejorado, pero se ha dejado atrás tierra quemada. Se camina hacia una cultura más global, que es humo para mí, se trata de grandes cifras para el gran capital. Y mientras, la gente llana pierde su cultura, su idiosincrasia. ­El sistema es una fiera que lo devora todo y lo transforma para beneficio propio, de modo que todo movimiento contracultural lo transforma en una cultura de consumo y de ocio. Pero hay valores que no se pueden comprar, como la lealtad y la generosidad. Es de sentido común que el mundo es finito y que hay que preservar el medio ambiente. El ser humano no sólo necesita objetos materiales, su alma necesita otras cosas que, si se pierden, no volverán. Esto va más allá de ideas políticas y de tendencias.

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