sábado, 10 de mayo de 2008

400 Pandémicas y 2 Celestes

PANDÉMICA Y CELESTE

quam magnus numerus Libyssae arenae..............................aut quam sidera multa, cum tacet nox, furtiuos hominum uident amores.

Catulo, VII

Imagínate ahora que tú y yo muy tarde ya en la noche hablemos hombre a hombre, finalmente. Imagínatelo, en una de esas noches memorables de rara comunión, con la botella medio vacía, los ceniceros sucios, y después de agotado el tema de la vida. Que te voy a enseñar un corazón, un corazón infiel, desnudo de cintura para abajo, hipócrita lector -mon semblable,-mon frère.

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo quien me tira del cuerpo a otros cuerpos a ser posiblemente jóvenes: yo persigo también el dulce amor, el tierno amor para dormir al lado y que alegre mi cama al despertarse, cercano como un pájaro. ¡Si yo no puedo desnudarme nunca, si jamás he podido entrar en unos brazos sin sentir -aunque sea nada más que un momento- igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario. Y es necesario en cuatrocientas noches -con cuatrocientos cuerpos diferentes haber hecho el amor. Que sus misterios, como dijo el poeta, son del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos, mientras buscaba ese tendón del hombro. Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones... Aquella carretera de montaña y los bien empleados abrazos furtivos y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo, pegados a la tapia, cegados por las luces. O aquel atardecer cerca del río desnudos y riéndonos, de yedra coronados. O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino. Y recuerdos de caras y ciudades apenas conocidas, de cuerpos entrevistos, de escaleras sin luz, de camarotes, de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos, y de infinitas casetas de baños, de fosos de un castillo. Recuerdos de vosotras, sobre todo, oh noches en hoteles de una noche, definitivas noches en pensiones sórdidas, en cuartos recién fríos, noches que devolvéis a vuestros huéspedes un olvidado sabor a sí mismos! La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota, de la langueur goûtée à ce mal d'être deux. Sin despreciar-alegres como fiesta entre semana- las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían trabajos de amor disperso si no existiese el verdadero amor. Mi amor, íntegra imagen de mi vida, sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía, -música de mi fondo- sonríe aún en la imprecisa gracia de cada cuerpo joven, en cada encuentro anónimo, iluminándolo. Dándole un alma. Y no hay muslos hermosos que no me hagan pensar en sus hermosos muslos cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida que pueda compararla con la pasión que da el conocimiento, los años de experienciade nuestro amor. Porque en amor también es importante el tiempo, y dulce, de algún modo, verificar con mano melancólica su perceptible paso por un cuerpo -mientras que basta un gesto familiaren los labios, o la ligera palpitación de un miembro, para hacerme sentir la maravilla de aquella gracia antigua, fugaz como un reflejo.

Sobre su piel borrosa, cuando pasen más años y al final estemos, quiero aplastar los labios invocando la imagen de su cuerpo y de todos los cuerpos que una vez amé aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo. Para pedir la fuerza de poder vivir sin belleza, sin fuerza y sin deseo, mientras seguimos juntos hasta morir en paz, los dos, como dicen que mueren los que han amado mucho.

En honor al poeta Óscar Borona, quien hace muchos años me enseñó este magnífico poema, cumbre en la poesía amorosa de todos los tiempos. El título es una adaptación libérrima e intimista del original "Pandémica y Celeste" .

**He publicado una explicación muy interesante del poema en los comentarios. Para quien además de degustarlo quiera entenderlo.**

8 comentarios:

Alberto Bailador Montes dijo...

Es uno de esos poemas a los que se vuelve constatemente a lo largo de toda la vida, que siempre se tienen muy presentes.

La confesión que hace Gil de Biedma en este poema pulsa la mayor parte de las fibras sensibles que pueda albergar un alma, desde la desolación, pasando por la angustia, por la ternura, la compresión, o incluso la felicidad.
Pero el tema del poema es el único capaz de tocar tal gama de matices: el amor. Ya lo expresó Lope de Vega, seguramente mejor que nadie, en aquellos versos que decían desmayarse, atreverse, estar furioso, / aspero, tierno, liberal, esquivo, / alentado, mortal, difunto, vivo, / leal, traidor, cobarde y animoso..., y Quevedo a su manera más conceptista de es hielo abrasador, es fuego helado / es herida que duele y no se siente....

Pero Gil de Biedma consigue una combinación que nos sorprende por su sinceridad y su originalidad. Ya desde el primer momento declara que es una confesión, en los primeros versos que se hacen tan deliciosos al lector, que hacen que se sienta cómplice de todo el poema, y recuerdan a una de esas maravillosas noches conversando con un amigo agotando el tema de la vida. No podría haber un momento mejor para la confesión tan terrible, tan abrumadura y tan sublime del poeta.

Pandémica o Celeste (Urania). Son los dos tipos de amor que existen: el amor del cuerpo y el amor del alma. Platón evidentemente se inclina por la Venus Celeste, por el amor del alma. Pero tal y como lo explica Platón parece insinuar que son dos mundos que no se conectan, que nada tienen que ver, que están al margen el uno del otro. De algún modo, esta concepción del amor ha llegado hasta nuestros días, y aún hoy los que se consideran más "románticos" parecen tener una fe ilimitada en el amor del alma, y olvidarse casi por completo del amor del cuerpo. Pero todavía más tópica es la idea de que a través del amor del alma se puede llegar a alcanzar el amor del cuerpo, es decir, que sólo cuando se está enamorado o se siente amor hacia una persona, sólo entonces es razonable el contacto físico, o sólo entonces es razonable sentir los cuerpos.

Biedma ha invertido los términos: al amor del alma le precede el amor del cuerpo. Lo primero es adorar el cuerpo, sentirlo cerca y sentirlo uno; y después ascender a las regiones celestes y conseguir la inmortalidad como lo describía Apuleyo.

Pero Biedma no es innovador ni mucho menos. Tal visión nos podría parecer bastante novedosa hoy en día, pero lo que hace en realidad es rescatar una vieja idea platónica. Efectivamente, fue Platón el que dijo que a través del cuerpo se llega a amar el alma. Pero la confesión que está contenida en el poema no es una teorización del amor a la manera platónica, es la necesidad de romper a llorar, de aceptar la necesidad de amar los cuerpos, con la seguridad de que es el verdadero camino para llegar a la inmortalidad que el amor tanto nos prometió.

Y ahora viene lo terrible de la confesión... ¿cuatrocientos cuerpos diferentes? ¿Es que acaso pretende decirnos que para encontrar el amor es necesario conocer cuatrocientos cuerpos diferentes? En realidad no hay un número límite, porque son tantos como haga falta. Porque en cada cuerpo que se ama se busca el amor del alma, detrás de cada Pandemo se busca una Celeste, y cada cuerpo aporta algo nuevo al anterior, cada cuerpo nos enseña y nos acerca más al cuerpo amado. ¿O acaso son excusas de un mujeriego? Si se observa atentamente el poema en cada uno de sus detalles (incluyendo el vocabulario que utiliza) salta a la vista que esta idea sería por completo equivocada.

Podría extenderme mucho más, pero no sería más que dar mi opinión, parafrasear algo que ya está contenido en el propio poema. Y prefiero no glosar unas palabras tan bellas. Prefiero quedarme con ese maravilloso final, que recuerda al impresionante nox est perpetua una dormienda de Catulo.

Anónimo dijo...

"Conócete a ti mismo en otro cuerpo", afirma pandémicamente Sánchez Zamarreño. Amén. Hace nada, leí en el periódico -omito el nombre, porque desgraciadamente el periodismo de hoy en día no es periodismo sino partidismo-, en la sección dedicada a cultura, unos fragmentos epistolares de Octavio Paz, mejor poeta -pienso y, sobre todo, siento- en la prosa que en los versos. Decía celestemente así: "El amor no es un fin, es un principio. No sé de qué. Pero lo intuyo: de nosotros mismos". Amén. Si hay contrarios, que sean complementarios, no excluyentes. "Somos ciervos en la fuente / del abrazo. Dios es dos." Sí. Dios es dos: cuerpo y alma, ciencias y letras, macho y hembra, tenedor y cuchara, llave y cerradura, tren y túnel, todo y nada, etc. Nada puede sobre el mundo más que dos que se desean. Follemos mucho. Amemos mucho.

Un abrazo, hermoso fauno, Bailador de los Montes. Se te quiere.

Óscar Borona

Anónimo dijo...

Amor carnal de siete noches
perfección de la impureza,
tus venas han sentido recorrer
el veneno de las horas....

Densa madrugada de mendigo,
puntapié contra el cerebro,
aquello que llamaron asco
ha sido lo más dulce de tus besos.

Negras las caricias, violetas experiencias.
El amor no sólo es flor.
Es un murciélago.

¿Por qué escapaste reina impura?
Como degustaba tus venenos...
Amor espiritual.

Hay te dejo uno que me encontre por casualidad, tiene mucho que ver con el tuyo.he vuelto a leer este y no esta nada mal, pero sigue gustandome mas el mío jajajaja.sera que yo soy mas romántica.

Sara R.R.

Alberto Bailador Montes dijo...

Queridísima Sara, ya que solicitas una respuesta inminente a lo que me has escrito, de diré lo siguiente:

"en mi casa no hay nada prohibido
pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendras que marcharte,
para no volver, olvidando que me has conocido que una vez estuviste en mi cama…

y además te diría también:

" es mejor, te pediría -que te calles, no me gusta invertir en quimeras,me han traido hasta aqui tus caderas…no tu corazón..."

Espereo que te guste, y que esté a la altura de lo que me pusiste. Espero tu comentario.

Un besote

Anónimo dijo...

Como me has insitido tanto y hoy hemos estado hablando de joaquin sabina,pues de las canciones que me gustan,hay una que tiene una letra muy apriada al tema que aqui nos acontece:


...Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado...

...No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo...

Hay lo llevas, supongo que te la sabras de memoria la canción pero como le veo la relación...pues hay te la planto.
esto parece una lucha asi que te reto a que pongas otra cosa, ala(como me divierte esto jajajajajajja).

Sara R.R.

Alberto Bailador Montes dijo...

Ummmmmmmmm...después del comentario de esta mañana que no me ha gustado nada... En fin, si es tu opinión, tu sabrás por qué lo has dicho. Aunque piensa lo que te de la gana jeje.
Bueno, la verdad es que sí que me la sé de memoria. Esa canción es muy especial para mí.
No me enrrollo y te contesto de la siguiente forma:

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo un apagón o una noche sin luna es conveniente y hasta imprescindeble tener a mano una mujer desnuda...

... Si te interesa ver como sigue pues pincha en este link (copy and paste)

http://albaimon.blogspot.com/2007/10/una-mujer-desnuda-y-en-lo-oscuro.html

Como podrás ver es un cambio radical a los comentarios. ¿¡Hablábamos de pandémicas y celestes no!???

Pues este es un giro a "las celestes", que a pesar de lo que puedas pensar, a mí me gustan tanto o más que las otras.

Espero comentario correspondiente cuando no estés tan ocupada.

besito!

Anónimo dijo...

Perdona si en algun momento te he ofendido,no era mi intencion,a lo mejor me he extralimitado en el comentario,de todas maneras no te lo tomes en serio lo he dicho de coña, mil perdones.

Bueno vamos al tema que nos trae a tu blog,como hemos pasado de los pandemicos a los celestes,yo te voy a plantar otro poema de mi poera favotiro:

" Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz—cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba."
A.G.

Por cierto me he desocupado 5 minutos de mi escaso tiempo libre, tomatelo como un honor y un privilegio jajajajajaja( es broma, por si acaso).

Sara R.R.

Alberto Bailador Montes dijo...

Pues está muy bien este poema, la verdad, me gusta mucho.

Bueno, lo que me ha quedao claro con todo esto es que las pandémicas y las celestes dan mucho de sí, ¿no crees?. Seguramente sea porque es un dualismo más de todos los que hay en la vida. ¿Vida o muerte? ¿Optimismo o pesimismo? ¿Madrid o Barça? ¿Izquiera o Dcha?...
Pandémicas o celestes. This is the question...
Lo bueno que tiene esto es que te puedes quedar con las dos, cada tipo en su momento...
Mientras que el que es pesimista nunca cambia, el que es del Barça tampoco, o aunque la Derecha lo haga fatal, siempre siempre tendrá sus fieles...
¡jeje La vida es maravillosa! Si no fuera por algunas cosas...

Venga, hasta otra. Besote