viernes, 28 de septiembre de 2012

Paradigma Guardiola

Puede que la más brillante victoria de la primera época de Guardiola como entrenador del FC Barcelona sea su forma de caer derrotado. En cada ocasión que sucedió, y fueron pocas, su equipo se mantuvo fiel a la línea previsible de ataque y posesión de balón. Para vencerlo, había que negar el juego. Todos los jugadores rivales encerrados en su propio campo, conviertiendo en épica la destrucción del juego del Barcelona, la resistencia a sus ataques. Una, dos, tres líneas defensivas, donde delanteros insignes, ya fueran del Chelsea o del Inter o del Real Madrid, se transformaban en zagueros esforzados, arremangados, achicando el agua de una inundación de juego frente a ellos.

Perder así engrandecía la apuesta.  Las victorias, casi siempre en finales rotundas, engañaban al ojo del espectador, que las percibía como fáciles, sin esfuerzo, trámites de una superioridad apabullante. Por eso perder era tan importante: retrataba la dificultad de la gloria, convertía en estimulante la fidelidad a una forma, a una estética. En un deporte donde la dictadura del resultado convierte a casi todos en oportunistas, traidores, incoherentes, populistas... ese Barcelona se alzaba como un monumento románticos, donde la declaración sentimental que precede al asalto se preserva en todo lance, por adverso que sea. (...)

Un gran libro sobre Pep y sus cuatro años en el Barça. ¡No te lo pierdas!

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