Desde comienzos de la década de los 90, miles de inmigrantes han convertido España en el destino de un viaje que no siempre ha sido como soñaron. Hacinados en pateras o barcos, unas veces; escondidos en camiones o furgonetas, otras. Y aun sabiendo que la búsqueda de El Dorado no siempre tiene un final feliz, hombres, mujeres y niños siguen embarcando rumbo a una nueva vida. Porque cuando no se tiene nada que perder, la esperanza de un futuro mejor puede más que el miedo a la muerte.
Un cayuco con 67 inmigrantes a bordo llegó el jueves por la noche al puerto de Los Cristianos (Tenerife), según informaron a Europa Press fuentes de Salvamento Marítimo.
Resulta que he estado pasando unos días fabulosos en Tenerife, y ver esta noticia hoy en la prensa me ha dado que pensar. Un mismo lugar y dos realidades diferentes. No sé si alegrarme por la suerte que he tenido de pertenecer al "Primer Mundo" o sentirme como un miserable por permitir que esto siga sucediendo en el Siglo XXI.
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