martes, 9 de septiembre de 2008
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Este blog nace con la idea de reflejar aquellas cosas que me gustan y me preocupan, que me apetece dar a conocer, que me hacen sentir bien, sin otra finalidad que la de divertirme y la de disfrutar escribiéndolo. Si gustáis, ¡¡os invito a echarle un vistazo!!
El acuario es una ventana abierta a los fondos acuáticos. Y en una época en la que el patrimonio natural está seriamente amenazado y el acceso a los espacios vírgenes restringido, ofrece la inestimable ventaja de traernos a domicilio un rincón de la naturaleza. Pero la acuariofilia es ante todo una pasión. Su papel no debe limitarse a la adquisición y posesión de una serie de peces o a la mera contemplación de un paisaje acuático: lo más importante es determinar y reporoducir con la mayor exactitud posible las condiciones óptimas para la vida de la fauna y la flora de nuestro acuario.
"La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser valorados por la forma de tratar a sus animales"
4 comentarios:
No me quiero creer que Savater haya tenido que publicar su artículo Casa tomada en http://www.bastaya.org/uploads/noticias/index.php?id=13919 o en http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20070519/articulos_opi_viz/casa-tomada_20070519.html porque no pasara el «filtro» de El País.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/04/dragolandia/1215171491.html
Fernando Sánchez Dragó
Héroes
4 de julio de 2008.- Así los llaman. Me refiero ―la duda ofende― a los miembros (no hay entre ellos miembras, se infringe la ley de igualdad, falla la cuota) de la selección nacional de fútbol. Han jugado bien ―lo reconozco― y sus modales han sido casi exquisitos, a diferencia de los que exhibían sus seguidores dentro y fuera del estadio, pero el heroísmo es otra cosa.
Exige, por ejemplo, que sus protagonistas se enfrenten a la adversidad jugándose la vida y poniendo ésta al servicio de un bien superior que no redunde en beneficio de quien aspire a héroe. Ninguna de esas condiciones ―mínimas, inexcusables― concurre en este caso. Vi, a ráfagas, sin demasiado interés, porque el deporte me aburre y tenía, curándome en salud, un libro entre las manos, los dos últimos partidos de la Copa en cuestión, que ni sé cómo se llama (¿Champions, quizá? De ser así, ¿por qué no de Campeones?), y las reacciones de esos salvajes a los que llaman hinchas me avergonzaron.
Casillas celebra el éxito de la selección. (Foto: EFE)
Más vergonzoso aún me pareció el zafarrancho de combate que a renglón seguido y durante más de veinticuatro horas de oprobio colectivo devastó el país. De todas las imágenes deplorables que las pantallas de televisión, inmisericordes, nos propinaron, y fueron muchas, ninguna rayó tan bajo, tan a ras de suelo y de la vergüenza propia y ajena, como la relativa a lo sucedido en los vestuarios donde nuestros jugadores celebraban el triunfo.
Vi en ese momento, con las pupilas dilatadas por el estupor, el asco y la incredulidad, a varios jugadores ―el célebre Casillas, entre ellos― en ropa interior de horteras rematados. Marcaban paquete con repugnantes calzoncillos de espuma negra (ver para creer), esgrimían botellas de champán malo a gollete abierto, se rociaban los unos a los otros con la espuma que salía por él y se gastaban bromas pueblerinas de reclutas en la edad del pavo mientras los comentaristas y locutores de la tele ―iguales todos en eso― palmoteaban con ojos embobados de padres que perdonan las travesuras de su prole.
Lo peor, en aquella apoteósica exhibición de zangolotinería y vulgaridad, eran los calzoncillos de espuma negra. ¿Ligarán con eso? ¿Los habrán heredado de quienes in illo témpore ―el del franquismo y el gol de Marcelino― los compraban en las rebajas de Sepu? ¿Veremos pronto a los chicos de Viena con sus habilidosos pies enfundados en calcetines rojigualdas? ¿Heroísmo? ¿Aquiles frente a Troya? ¿Hernán Cortés en Teotihuacán? ¿Los últimos de Filipinas? No, no. ¡Casillas en calzoncillos! Estamos tocando fondo.
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Se lo agradecería.
Gracias.
Hermosos esos tres loros que están junto a los dos pájaros de las ramas. Me imagino que habrán estado volando durante los meses de calor. Espero que pronto me pongan al día de lo que han visto, de lo que han disfrutado y de aquello de lo que se han quedado con las ganas. Perdón, matizo: de aquellas. Un abrazo tripartito.
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