MUCHAS GRACIAS PEP. Tienen que pasar unos cuantos años para que
valoremos en su justa magnitud todo lo que nos ha dado el Barça de
Guardiola. Mucho más de lo que nadie jamás pudo imaginar. Me atrevo a
decir ya que los catorce títulos conseguidos en cuatro temporadas es un
récord imposible de batir. Pero hay otra cosa más importante todavía:
por primera vez el Barça ha sido reconocido unánimemente como el mejor
equipo del mundo, por su estilo de juego particular y espectacular. Si
de bien nacidos es ser agradecidos, hay que agradecer a Pep su trabajo
perfeccionista que nos ha situado por encima del bien y del mal. Cuando
llegó al banquillo del Camp Nou su nombramiento despertó mucha
expectación y no pocas dudas. Cuatro años después se marchó en silencio,
solo, conduciendo su todo terreno, cargado de títulos y con la
satisfacción del deber cumplido. Se fue como llegó, ligero de equipaje,
con sus jeans y las fotos de familia que le acompañaron en su despacho.
Eso sí, luciendo menos pelo y menos kilos, con la necesidad de olvidarse
del balón por un tiempo y muchas ganas de perderse en el anonimato de
Nueva York.
LA ESCALA DE VALORES. Se va pero volverá. Que
nadie lo dude. Cuando quiera o cuando el club le necesite. Es la reserva
espiritual del Barça, un valor de futuro para el barcelonismo. La
grandeza de irse por voluntad propia por la puerta grande no tiene
precedentes. No es nada fácil dejar un equipo campeón cuando todos te
piden que continues y te ponen delante el contrato que quieras. Ha sido
una lección de honestidad. No se considera con fuerzas para seguir al
mismo nivel y prefiere irse a casa. Hay gente que no lo entiende y se
sienten defraudados por su marcha. Cierro los ojos y pienso que de
haberme encontrado yo en su lugar hubiese hecho lo mismo. No todo es
fama y dinero en la vida. No hay nadie imprescindible en ningún lugar.
En la vida, la escala de valores la marca cada uno en función de su
carácter, de sus prioridades vitales. Por eso Guardiola es distinto a
los demás entrenadores, porque el fútbol no lo es todo en su vida.
LA
MEJOR RECOMPENSA. Siempre podremos contar a nuestros nietos que vimos
jugar al mejor Barça de la historia. Siempre reconoceremos que con Pep
disfrutamos del espectáculo del fútbol. Siempre recordaremos que fue
capaz de montar un equipo fantástico en torno a una estrella
irrepetible, Leo Messi. Siempre, siempre, siempre, le estaremos
agradecidos de corazón por habernos dado argumentos positivos para
escribir esta columna. Gracias Pep por haber sido un tipo honesto, por
haber aireado la bandera de la deportividad, por tus ruedas de prensa
sinceras, por haber potenciado la cantera al máximo. El mérito es mayor
porque encima no has caído en la trampa de la vanidad ni te ha devorado
la soberbia. El mejor premio que te llevas, la mejor recompensa al
margen de los títulos, es el cariño infinito de una afición que te
respeta y te quiere.
Palabras que hago mías de
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