Ese momento de la madrugada,
cuando ya se ha bebido todo el vino del mundo
y no queda en el alma más que el terco deseo
de dormir abrazado a un cuerpo conocido.
Nada hay en las calles
que llene el corazón, lo sabes
y no obstante
un día y otro vuelves
a ellas respondiendo a la voz
de una oscura llamada, buscando
acaso sólo renovar el calor del regreso
a la casa y al hombre que espera.
Pero no. Que mañana
lo que nunca encontraste
puede estar aguardando por ti en cualquier esquina.No todos los regalos son materiales. Y éste está dedicado con todo mi cariño a alguien muy especial. Ójala sepas que es para tí.
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