viernes, 17 de agosto de 2012

Queridos culés...

"Que nadie crea que ganar siempre es una obligación y que otra cosa es el fracaso. La felicidad no llega cuando conseguimos lo deseado, sino cuando aprendemos a disfrutar lo que tenemos. Una frase para enmarcar. Los barcelonistas somos afortunados, privilegiados. Tenemos un club que es admirado en todo el mundo. Una cantera que produce los jugadores más talentosos. Un equipo que ha conseguido hacer del estilo de juego un espectáculo. Una afición que es ejemplo de fidelidad y pasión. Disfrutemos de este Barça. Valoremos donde estamos y lo difícil que es mantenerse. Seamos conscientes de nuestro potencial para seguir haciendo historia. Pero, por favor, no olvidemos otra cosa importante: siempre hay que tratar de ser mejor pero nunca creerse el mejor. La humildad gana a la soberbia. El trabajo se impone a la ostentación. Hay valores que nunca se pueden perder, son referencia del barcelonismo, forman parte de su adn. El ganar como sea puede servir a otros clubs, pero es un camino suicida que nosotros rechazamos."


jueves, 9 de agosto de 2012

Gracias Pep, siempre te estaremos agradecidos

MUCHAS GRACIAS PEP. Tienen que pasar unos cuantos años para que valoremos en su justa magnitud todo lo que nos ha dado el Barça de Guardiola. Mucho más de lo que nadie jamás pudo imaginar. Me atrevo a decir ya que los catorce títulos conseguidos en cuatro temporadas es un récord imposible de batir. Pero hay otra cosa más importante todavía: por primera vez el Barça ha sido reconocido unánimemente como el mejor equipo del mundo, por su estilo de juego particular y espectacular. Si de bien nacidos es ser agradecidos, hay que agradecer a Pep su trabajo perfeccionista que nos ha situado por encima del bien y del mal. Cuando llegó al banquillo del Camp Nou su nombramiento despertó mucha expectación y no pocas dudas. Cuatro años después se marchó en silencio, solo, conduciendo su todo terreno, cargado de títulos y con la satisfacción del deber cumplido. Se fue como llegó, ligero de equipaje, con sus jeans y las fotos de familia que le acompañaron en su despacho. Eso sí, luciendo menos pelo y menos kilos, con la necesidad de olvidarse del balón por un tiempo y muchas ganas de perderse en el anonimato de Nueva York.

LA ESCALA DE VALORES. Se va pero volverá. Que nadie lo dude. Cuando quiera o cuando el club le necesite. Es la reserva espiritual del Barça, un valor de futuro para el barcelonismo. La grandeza de irse por voluntad propia por la puerta grande no tiene precedentes. No es nada fácil dejar un equipo campeón cuando todos te piden que continues y te ponen delante el contrato que quieras. Ha sido una lección de honestidad. No se considera con fuerzas para seguir al mismo nivel y prefiere irse a casa. Hay gente que no lo entiende y se sienten defraudados por su marcha. Cierro los ojos y pienso que de haberme encontrado yo en su lugar hubiese hecho lo mismo. No todo es fama y dinero en la vida. No hay nadie imprescindible en ningún lugar. En la vida, la escala de valores la marca cada uno en función de su carácter, de sus prioridades vitales. Por eso Guardiola es distinto a los demás entrenadores, porque el fútbol no lo es todo en su vida.

LA MEJOR RECOMPENSA. Siempre podremos contar a nuestros nietos que vimos jugar al mejor Barça de la historia. Siempre reconoceremos que con Pep disfrutamos del espectáculo del fútbol. Siempre recordaremos que fue capaz de montar un equipo fantástico en torno a una estrella irrepetible, Leo Messi. Siempre, siempre, siempre, le estaremos agradecidos de corazón por habernos dado argumentos positivos para escribir esta columna. Gracias Pep por haber sido un tipo honesto, por haber aireado la bandera de la deportividad, por tus ruedas de prensa sinceras, por haber potenciado la cantera al máximo. El mérito es mayor porque encima no has caído en la trampa de la vanidad ni te ha devorado la soberbia. El mejor premio que te llevas, la mejor recompensa al margen de los títulos, es el cariño infinito de una afición que te respeta y te quiere.

Palabras que hago mías de Josep Maria Casanovas