miércoles, 27 de enero de 2010

"Graciés Johan" otra vez más

Estaba sentado frente al monitor preparado para publicar alguno de esos borradores que bien acostumbro a tener guardados, cuando de repente me topo con el siguiente artículo de Santiago Segurola, uno de los pocos periodistas deportivos que suelo leer. Santi Nolla, Josep María Casanovas, Axel Torres, Miguel Rico o Xavi Torres y muy poquitos más son los otros. A mis 30 años, uno ya sabe elegir lo que le interesa leer y diferenciar la información útil de la propaganda masiva que abunda en el mundo del fútbol.
El artículo se titula "El precio del victimismo" y dice lo siguiente:
El victimismo debilita. También en el fútbol, terreno abonado para las coartadas. Alrededor del Madrid comienzan a establecerse teorías conspirativas, supuestas tramas y sospechas de favores al Barça. El club permanece en silencio, pero el clima es de queja constante. Cada semana se hace un puntilloso inventario de las actuaciones arbitrales, en busca de errores que acrediten las tesis de la persecución. Esta lamentable espiral ha crecido en los últimos años, con un pésimo efecto para el Madrid. Es más fácil buscar excusas que analizar los errores que ha cometido el club en los últimos 20 años, errores que han convertido al Madrid en un triturador de presidentes, técnicos y jugadores.
Nada tiene que ver esta dinámica perversa con una conspiración universal. El Madrid se ha vuelto impaciente y nervioso, preso de constantes insatisfacciones. Siempre fue el más estable y sereno de los clubes españoles, cualidades que le permitieron tomar una considerable ventaja sobre sus rivales. Los viejos aficionados no olvidan los mediocres años del Barça entre 1960 y 1990, consumido por los mismos defectos que ahora se aprecian en el Madrid. Era un equipo sin identidad, más preparado para lamentarse que para competir. Su autocompasión le hizo débil, le apartó de la realidad, le alejó del Madrid.
Ahora se habla del profundo efecto que tuvo Cruyff en el Barça, y siempre se refiere el cambio a cuestiones futbolísticas. Es indudable su contribución en este aspecto, pero hubo otro impacto de igual o mayor calibre: el abandono del victimismo como motor de la historia. Más que eso, Cruyff comenzó a trasladar al Madrid el problema que tanto daño hizo al Barça. Dos décadas después, el resultado se aprecia en el clima casi paranoico que se ha instalado alrededor del Real Madrid.
Estoy en total acuerdo con lo que escribe Segurola, pero sobre todo me quedo con su último párrafo. El pasado 27 de mayo recibí un sms de un buen amigo no culé que decía "estoy convencido que Cruyff es el mejor futbolista (hombre de fútbol) de la Historia. Belleza y eficacia." Yo también estoy convencido de ello. No creo que haya nadie más importante e influyente que él en el mundo del fútbol. Y desde luego de eso se ha beneficiado el Barça como ya he reiterado alguna vez en algún artículo de este blog. ¡Magnífico legado nos dejó Cruyff a todos los barcelonistas! Pero sí que es verdad que yo siempre había enfocado el tema a un cambio en la forma de entender el fútbol desde el punto de vista estético, de jugar bien como el medio más efectivo para ganar más, del fútbol de ataque, de posesión insultante de la pelota... En fin, como bien dice Santiago Segurola, de cuestiones futbolísticas.
Sin embargo cuando habla del "abandono del victimismo" como motor de la historia, y del traslado que se produce de tan tenebroso problema a la cera de enfrente, además de acertar de lleno, bien explica ese clima casi paranoico que se ha instalado por esos lares.
Desde luego que es un punto de vista que no me había parado a meditar, pero que conviene tener muy en cuenta viendo lo que asiduamente acontece con tanta trama y teoría conspirativa. Eso sí, cuando aparezcan otra vez seguiré pensando : "Graciés Johan"